“El odio en los conflictos de poder”
“Limpiando la oscuridad del Alma”
“El odio en los conflictos de
poder”
Cuántas veces hemos hablado o hemos
escrito palabras con sentimientos de odio en el corazón? En lo personal muchas veces, sobre
todo en situaciones que escapan del control personal, aquí esta el pequeño detalle en sentir que “no puedo controlar la
situación”, el instinto natural del ego es buscar el “control”; si no existe educación emocional, “perder el control” significa perder la
paciencia, caer en la intolerancia y generar abismos en la comunicación.
Si estudiamos el origen de
la palabra “odio” en el internet el
diccionario Wikipedia lo define como “sentimiento de
profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona,
cosa, o fenómeno, así como el deseo de
evitar, limitar o destruir a su objetivo”. Esta definición nos muestra la raíz de la emoción que origina el
sentimiento, impulsada por los botones reptiles de “control”, “dominación” y “pertenencia”, ya que al “rechazar a una
persona o cosa” estoy asumiendo que “tengo la razón”, una manera subliminal de reconocer que “tengo el poder” ó “quiero el poder” y automáticamente estoy
descartando al contrario, de hecho la actitud de no aceptar el punto de vista
contrario me lleva a la “polaridad”, a la “división”.y fortalecer el “egoísmo”.
Mientras más “división” de pensamientos se genera más conflicto en las
relaciones humanas, cada parte defenderá su posición e intentará convencer a la otra parte, en los conflictos
de poder se llega hasta la imposición de criterios sin dar lugar a la réplica o a escuchar a
la otra parte, estas conductas generan reacciones de enojo, odio, hasta la
convulsión y violencia física o agresión verbal en casos
extremos. La historia está llena de crónicas rojas de violencia generada por
conflictos de poder, intolerancia y división de pensamientos desde el ámbito familiar,
hasta el social, religioso y político.
La reacción de rechazar a una persona, cosa ó
pensamiento, lleva a reflexionar en el “ego personal”, es decir que al
rechazar pensamientos contrarios estoy demostrando ser egoísta e incapaz de
encontrar un punto medio o “central” entre lo que rechazo y lo que quiero imponer.
Al querer imponer mi criterio estoy actuando igual que la persona contraria que
ocasiona mi rechazo. Interesante razonamiento para entender que en la medida en
que tolere el espacio del pensamiento de los demás en la misma medida recibiré tolerancia con mis
pensamientos.
La nueva tendencia en las relaciones humanas
para trascender el odio es aprender a escuchar y evaluar los pensamientos y
actos contrarios, la tolerancia y paciencia en ponerse en el lugar del otro, y
comprender las razones que motivaron a expresarse de esa manera. Encontrar el
punto medio, centrarse en la neutralidad, llegar a un acuerdo donde ambas
partes hacen concesiones, o realizan evaluación de puntos a favor y/o en contra
de cada idea contraria, esta conducta es sinónimo de educación emocional, de evolución social, prácticamente se solucionan
los conflictos sociales y se genera una nueva tendencia: la conciliación.
La conciliación es una manera de solucionar conflictos y
diferencias, una gran escuela para aprender a ser objetivos y claros en la
exposición de las ideas,
pensamientos y criterios, en razón a que las partes en conflicto tienen que exponer
sus ideas de frente, expresándose con la sinceridad de los ojos, utilizando las
palabras de manera transparente y manteniendo la cordialidad entre partes.
Quien se enoja y evita conciliar demuestra que aún está dominado por el egoísmo y necesita seguir
trabajando en el autoconocimiento hasta aprender a expresar las emociones sin
que afecten las relaciones humanas.
Si considero que mis pensamientos tienen más relevancia que los
contrarios, entonces tengo que aprender a comunicar las ideas, a expresar los sentimientos
en palabras, a mantener equilibrio en la entonación y la expresión corporal para proyectar claridad, coherencia
y objetividad al expresarme. De manera que la coherencia entre las palabras y
sentimientos generen tal armonía que llamen el interés y la atención del contrario, la
buena actitud genera ganas de escuchar y considerar las ideas.
¿Qué pasa cuando ambas ideas tienen elementos de
criterio contundentes, cómo definir un punto medio o cómo saber cuándo ceder?, se toma en cuenta el beneficio que
cada idea provoca ante la comunidad, es decir mientras más personas se
beneficien en una propuesta y se genere más felicidad y armonía esa idea merece
ser considerada.
Si el odio es profundo en el corazón y es inevitable sentirlo
y expresarlo, es señal que la herida emocional es profunda, la persona sigue
sufriendo el dolor de la experiencia que le generó el daño emocional, en estos casos hay que buscar
ayuda profesional para limpiar las emociones y trascender el odio hasta
transformarlo en “experiencia”, pasar del dolor al “aprendizaje”, entender que la
vida está llena de “experiencias” para “aprender a vivir” en “neutralidad”, pasar de ser
protagonista a ser “observador” de la experiencia.
Desarrollar el arte de la comunicación y la educación emocional para
sentarse con el contrario a definir criterios y encontrar puntos en común, es el desafío de todo ser humano
interesado en desarrollar el arte de las relaciones humanas.
Cuando dejamos de buscar
culpables, cuando dejamos de pretender que los demás cambien su forma de pensar o actuar,
cuando asumimos la total responsabilidad de la consecuencia de los actos y de
la vida que nos toca vivir, es señal
de evolución
y de trascendencia como ser humano.
Permitir que el odio
invada el corazón por
tiempos prolongados es una tortura para el alma, se convierte en una carga pesada
que genera reacciones de susceptibilidad y desconfianza en el proceso de la vida,
atrae pensamientos y reacciones oscuros, conductas agresivas y pérdida del control de las emociones, aleja
a los seres que nos aman, ocasionan el deterioro lento de la salud y aceleran
las marcas del envejecimiento en el rostro, aumenta la presión sanguínea y acelera el ritmo cardíaco, hasta llegar a enfermedades crónico degenerativas en el sistema
nervioso y digestivo llegando a colapsar el corazón, el cerebro y el estómago.
Se pueden utilizar el
deporte, el arte y la música
para transformar la energía
del odio en “creatividad”. Ahora Revisemos el
interior: ¿Existen
sentimientos de odio en el corazón cuando
recuerdo experiencias de agresión
física y/o verbal o de circunstancias
que me ocasionaron dolor? ¿tengo
el hábito de transmitir odio cuando expreso
mi disconformidad? ¿tengo
el hábito de escuchar y considerar los
puntos de vista del que piensa diferente? ¿Soy
parte del problema o soy parte de la solución?
Estas listo para
enfrentarte a ti mismo y hacerte las preguntas? Estas listo para descubrir las
respuestas?
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